Los recientes actos de corrupción ponen nuevamente sobre la mesa la casta política que viene desarrollándose en nuestro país desde hace varios años, esa casta corrupta, la cual da privilegio a los intereses personales antes que el bienestar común. Lo cual nos debería hacer reflexionar sobre lo responsables que somos al emitir un voto electoral y si lo hacemos conscientemente, incluso en los actos democráticos más pequeños (como las elecciones escolares) hasta los mas grandes (como las elecciones presidenciales).
A palabras de Rodolfo Alfonsin, en su cierre de campaña de 1983: "En la Argentina, (las personas) no se muere de hambre por falta de alimento, se muere porque sobra la inmoralidad". La realidad de la Argentina de aquellos años al Perú de hoy no dista mucho puesto que, si en el Perú la gente se muere, no es por falta de recursos. Hay un mal mucho mas mortal que nos viene matando hace muchos años, y es que en el Perú sobra la inmoralidad y la corrupción. Aquí no nos mata la falta de vacunas, nos mata la falta de empatía y la falta de valores morales. Trabajemos en ello.
Acotando a lo que menciona Daniela, puedo decir que, no solo los jóvenes somos el futuro del país. El futuro del país es responsabilidad de todos; de los adultos mayores que con su experiencia y sabiduría pueden guiarnos e instruirnos a no cometer los mismos errores a lo largo de la historia; de los adultos para que con su madurez nos ayuden a tomar decisiones sensatas y no dejarnos llevar por las emociones; de los jóvenes (como buena generación del bicentenario) para que con nuestro ímpetu, dinamismo y frescura estemos siempre en la búsqueda de la verdad y en constante defensa de la democracia de nuestro país; y finalmente de las generaciones venideras, a las que debemos instruir con buenos valores para que ello sea transmitido de generación en generación. Solo así lograremos hacer un mejor país, con un trabajo en conjunto, pensando en el futuro pero sin dejar de trabajar en el presente.
Atte. Alejandro Titi