Como bien sabemos, la pandemia de COVID-19 no solo ha afectado a las personas respecto a su salud, sino que ha afectado de forma negativa sobre la economía de cada familia. Hubo un gran aumento de desempleos, gran disminución de los ingresos, lo que llevo a que se aumente la pobreza en el Perú. Toda esta situación llevo a que muchas personas vean afectados sus derechos, uno de ellos el derecho a una alimentación adecuada, el cual se encuentra reconocido no solo por nuestro ordenamiento jurídico, sino también por tratados internacionales. Como respuesta a esta afectación, se desarrollaron en mayor numero las ollas comunes, especialmente en zonas urbano-marginadas, donde es visible la situación de pobreza que tiene cada familia. Estas ollas comunes han surgido frente a la preocupante situación que empezaron a sufrir los ciudadanos afectados gravemente por esta Pandemia, la cual afecto de manera negativa sobre la economía global, las ollas comunes surgieron para poder combatir, enfrentar el hambre.
Lo que se busca es, poder no solo ayudar en enfrentar el hambre de cada familia, sino, mejorar a través de estas acciones la alimentación, pudiendo tener comidas variadas y sobre todo saludables, persiguiendo la mejora nutricional de cada comunidad. Según los objetivos de desarrollo sostenible establecido por la ONU, nos dice que para el año 2030, se debe poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
La problemática de las ollas comunes, como es de esperar, son principalmente de financiación, si bien muchas veces los beneficiarios de estos comedores populares son lo que colectivamente aportan, hay que recordar que son personas de recursos económicos muy escasos, es por esto por lo que el Estado otorga parte de su presupuesto a financiar los insumos necesarios a través de las municipalidades. La defensoría del pueblo en su informe respecto de la situación de las ollas comunes recuerda que para que funcionen, no solo hace falta una provisión frecuente de alimentos, sino que es necesario acceso a agua potable, infraestructura y equipamiento necesario que permitan que los alimentos se preparen bajo parámetros de bioseguridad
Resulta evidente que las ollas comunes y los comedores populares son un servicio que resulta esencial en un país donde más del 20% de su población vive bajo el umbral de la pobreza, el tribunal constitucional ha dejado jurisprudencia indicando que para que el derecho a la alimentación es necesario como mínimo que se cumpla con otorgar alimentación de subsistencia a personas que no puedan conseguirla por sus propios medios, sin embargo no basta con el financiamiento actual que es insuficiente y muchas veces excesivamente burocrática, es necesario crear un marco regulatorio mucho más amplio y beneficiosos para los usuarios y afiliados a las ollas comunes que son los que menos tienen en nuestra sociedad.
Elaborado por: Monica Dayana Cornejo Velasquez y Rodrigo Eduardo Benavides Pinto.